Picasso y su lifestyle pet friendly

Picasso y su lifestyle pet friendly

Picasso y sus perros

Pablo Picasso es uno de los artistas más reconocidos del mundo. Su genialidad artística fue descubierta  cuando tan solo era un adolescente y luego de 75 años de pinturas, cuadros y esculturas,  pasó a la historia como uno de los grandes.

Todavía hoy somos testigos de su creatividad, versatilidad y, en especial, de su incansables ganas de romper con lo tradicional. Picasso siempre estaba a la vanguardia de los movimientos del arte y es por esto que se lo recuerda tanto.

Pero detrás de todo genio, hay musas y en el caso de Picasso, además de mujeres, eran sus mascotas. Perros, loros, gatos, cabras, e, incluso, sapos lo acompañaron a lo largo de toda su vida artística y en más de una ocasión los utilizó en sus creaciones. La Casa Natal es una de ellas, donde muestra la vida íntima del pintor con sus mascotas.

Pablo Picasso: Dog Lover

Una de las mascotas favoritas de Picasso fue su perro Lump, un teckel que le había regalado el periodista David Douglas Duncan. El cariño que tenía por Lump era tan grande que se habían convertido en cómplices, tanto que era al único que  dejaba permanecer en su estudio mientras  pintaba.

Duncan, en su libro “Lump: el perro que se tragó un Picasso” cuenta cómo comenzó esta increíble relación. La realidad es que Duncan  había adoptado a Lump de una familia alemana para hacerle compañía a su perro afgano, pero se llevaban a las patadas.

Un día tuvo que fotografiar a Picasso en su villa La California y decidió ir con la compañía de Lump. Mientras estaban almorzando, Picasso le preguntó al fotógrafo si Lump tenía un plato. Ante la respuesta negativa, cachó los pinceles y pintó sobre uno de los platos de la mesa un retrato del perro. Fue en ese momento, que Duncan se dio cuenta que Lump y el pintor estaban destinados a una vida juntos, por lo que decidió regalárselo.

Picasso, vida pet friendly
Pablo Picasso

Fue amor a primera vista. Picasso le daba de comer en sus brazos y dormían juntos. Para el pintor su mascota era  “mucho más que un perro, distinto a una persona, era, simplemente otra cosa” y como todo artista no olvidó de inmortalizarlo en algunos cuadros como Las Meninas.

Lo más loco de todo es que Lump murió tan solo diez días antes que Picasso, prueba de que ambos eran inseparables.

Cat Lover

Pero no todos saben que Picasso también tuvo un gato, Minou, que a pesar de no ser reconocido, tuvo un rol muy importante en la vida del genio español.

La leyenda cuenta que Minou llegó a la vida del pintor en su peor época, lo que él llamó “periodo azul”. Era un gato callejero francés que adoptó cuando estaba deprimido y apenas vivía de sus obras.

Picasso y su gato

Llegó el día en que a Picasso no le alcanzaba ni para darle de comer, por lo que el gatito se vio obligado a buscar comida en otro lado. Por suerte, Minou se encontró con artistas de un circo que, al verlo hambriento, decidieron compartirle su comida.

Pero Minou no olvidó a Picasso, esa persona que tanto quería, y decidió volver a su casa para compartirle una salchicha. Este gran gesto de amistad y gratitud cambió la perspectiva del artista y en poco tiempo entró a lo que llamó “periodo rosa”, su inicio cubista.

Gracias a la intervención de Minou, Picasso descubrió a los artistas del circo, quienes lo inspiraron en el nuevo periodo. Esos cuadros, a diferencia de los del Periodo Azul, se vendieron enseguida  y le permitieron vivir de su arte. 

A partir de entonces su amor por los gatos quedó reflejado en muchísimas de su obras, como por ejemplo, destacan ‘Guernicat’, ‘Las gatas de Avignon’ o ‘Dora Caat potrait’. Muchos las llaman “piCATssos”.

Este genio del arte y animal lover dejó como legado las más increíbles obras y pinturas de mascotas que reflejan el verdadero lifestyle pet friendly.

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